Publicado en: El Periódico, diario de Guatemala,
09 de julio de 2014
Se busca un Messi de las ciencias
ANDRÉS OPPENHEIMER
Los
países deben aprovechar al máximo las ventajas de la globalización en ciencias.
Cuando termine la Copa del Mundo y todo vuelva a la normalidad, los
países latinoamericanos deberían plantearse una pregunta clave: ¿por qué no
podemos producir un Messi, un Neymar o un James de la ciencia o la tecnología?
La pregunta fue planteada recientemente por el presidente del Banco
Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno. De la misma manera en que
América Latina está produciendo los mejores jugadores de futbol del mundo, la región debería también
producir el próximo “Neymar del software”, o el próximo “Messi de la robótica”,
dijo Moreno durante un congreso en Brasil.
Para lograrlo, los países latinoamericanos deberían aplicar a la
ciencia la misma pasión y
disciplina que actualmente aplican a los deportes, y crear sistemas para
producir talentos, agregó Moreno. De hecho, pueden hacerse varios paralelos
entre el éxito en el fútbol y en la ciencia, la tecnología y la competitividad
económica.
En primer lugar, como en el fútbol, los países necesitan una
gran reserva de científicos para aumentar sus posibilidades de producir genios.
Y, lamentablemente, Latinoamérica tiene mucho menos científicos per cápita que
Estados Unidos, Europa o Asia. Mientras toda América Latina tiene un promedio
de 560 investigadores por cada millón de habitantes, Corea del Sur tiene 5 mil 451 investigadores
por cada millón de habitantes, según cifras del Banco Mundial.
En segundo lugar, tal como en el fútbol, se necesita una cultura
familiar y medios de prensa que
glorifiquen a quienes triunfan en las ciencias y tecnología. En mis viajes a
China, Singapur e India, me impresionó ver cómo los medios de prensa le dedican
grandes titulares a los ganadores de las Olimpíadas de matemáticas como a sus
destacadas estrellas deportivas.
En tercer lugar, y tal vez
más importante, los países deben aceptar y aprovechar al máximo las ventajas de
la globalización en ciencias, como lo hacen en el fútbol.
Tal como lo estamos viendo en este Mundial, el fútbol es uno de
los negocios más globalizados del mundo. Casi todos los jugadores de las
selecciones latinoamericanas viven en el extranjero. Esto no solo ocurre con
las potencias futbolísticas como Brasil y Argentina, cuyas estrellas desde hace
tiempo juegan en las ligas europeas, sino también con países más pequeños como Costa Rica o Chile.
El equipo de Costa Rica, que pasó a los cuartos de final por
primera vez en la historia, jugó este Mundial con el arquero Keylor Navas
(quien juega en España), Giancarlo González (EE. UU.), Óscar Duarte (Bélgica),
Cristián Gamboa (Noruega), Junior Díaz (Alemania), Celso Borges (Suiza),
Christian Bolaños (Dinamarca), Bryan Ruiz (Holanda), y Joel Campbell (Grecia).
Solo dos miembros del equipo juegan en
Costa Rica.
La globalización ha ayudado a los países más pequeños a jugarle
de igual a igual, sin complejos, a los más grandes. En la actual Copa del
Mundo, Chile derrotó a España por 2 a 0, y Costa Rica le ganó a Italia 1 a 0, y
empató con Inglaterra 0 a 0. España, Inglaterra e Italia fueron eliminadas por
rivales mucho más pequeños.
Pero aunque jugar en el exterior ha sido una bendición para los
jugadores latinoamericanos, casi todos los aspirantes a científicos y
tecnólogos de la región se quedan en casa. Mientras actualmente hay 820 mil
estudiantes chinos en las universidades de Estados Unidos, 71 mil de Corea del
Sur y 16 mil de Vietnam, hay tan solo 14 mil de México, 11 mil de Brasil, 6 mil
600 de Colombia y 1,800 de Argentina, según el Instituto de Educación Internacional.
Chrysovalantis Vasilakis, profesor de la Universidad de Warwick, Gran Bretaña, me dijo que la movilidad de talentos no solo mejora la calidad de
equipos como el de Costa Rica, sino que “también crea más incentivos para que
los jóvenes costarricenses se entrenen más y mejor”.
Otros, como Charles Kenny, del Centro para el Desarrollo Global,
señalan que la emigración de talentos no crea una “fuga de cerebros” sino por
el contrario una “ganancia de cerebros” para los países más pobres. “Los
filipinos, por ejemplo, son los principales exportadores del mundo de
enfermeras, pero el resultado no ha sido una escasez de atención médica en el país”, escribe Kenny
en Businessweek.com.
“Lo que ha ocurrido es más bien lo contrario: la existencia de oportunidades en
el extranjero incentiva a que más jóvenes estudien enfermería”.
Mi opinión: En vez de descartar o ignorar a sus científicos que
emigraron para trabajar en las mejores universidades del mundo, los países
latinoamericanos deberían pedirles que se sumen temporalmente a proyectos
especiales en sus países cada tantos años, tal como lo hacen los jugadores de
fútbol con sus seleccionados nacionales cada cuatro años para la Copa del
Mundo.
Al igual que en el fútbol, la globalización en la ciencia y la
tecnología ayudaría enormemente a que los países latinoamericanos puedan
producir un “Neymar del software”, o un “Messi de la robótica”.
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